martes, 25 de octubre de 2011

Cuestión de fé

Ahora que he caido y me he vuelto a levantar,
ahora creo en los besos de madrugada,
en las mentiras a medias.
Ahora comprendo todo aquello que se me escapaba,
todo aquello que callaste,
todo lo que ignoraba.
Creo en tu mano amplia y tranquila,
en tu palabra arrojadiza,
en el mal carácter de la mañana
y el desaliento en la medianoche.
Ahora que han caido torres altas,
tsunamis han destrozado países
y terremotos han movido mis cimientos,
ahora empiezo a creer que la osadía es un don divino,
la despreocupación un lujo 
que solo algunos alcanzan
y tu mirada el mayor bálsamo
que he podido encontrar.
Porque a esta hora tan tardía,
ya ni creo en mí,
y es ahora cuando descubro
que tu caricia es el mejor manjar,
tu aliento en mi oreja la mayor de las bendiciones
y tu presencia en mi vida
un regalo impagable a los dioses.

Es ahora que ya no creo ni en mí,
es cuando empiezo a creer en tí.

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