Por si acaso despertara
en la mañana entre tus brazos,
recuérdame que dejavú
me hizo llegar a tu regazo.
No sea que la vergüenza
se apodere de mis trapos,
y termine mi cuerpo desnudo
implorando uno más de tus abrazos.
Por si acaso desertara
este aliento de mi boca,
permíteme disfrutar
como lo haría cualquier loca;
del momento que no llega
que me eriza y me trastoca,
como quien queda preso
de algo que no le toca.