jueves, 17 de noviembre de 2011

En caída libre

Si en esta caída libre
no somos capaces
de encontrarnos con el otro,
quizás sea necesario
volver a los tiempos
más remotos,
en los que la felicidad
se escondía en las esquinas,
y la soledad se volvía
arma arrojadiza.


Como un relato vivido
de una insensata pelea,
así siento ahora
esta espina clavada
y varada en la marea.
Sea quizás el prólogo
de una bienvenida
llena de despedidas,
si en mitad de este
terremoto los cimientos
han temblado y han
vencido a la osadía
de faltarnos el respeto;
¿no sea el momento adecuado
de romper con maleficios
y partir a otros cercos?


Ignorantes, despechados,
aún no encontramos las fuerzas
para dejar al derrotado,
convertirnos en uno solo,
y afrontar el abismo
de la vida que se escapa
entre llantos alicaidos.