jueves, 12 de enero de 2012

Cuando tú saludas...

                                
En medio de este murmullo de ciudad envejecida,
gentes ecuetres y noticias anodinas,
encuentro tu pequeña sonrisa,
como un bálsamo a los peores desatinos,
a la madrugada silenciosa,
a la herida abierta.
Saludas entre la gente y alzas tu mano,
allá en la multitud,
y el mundo cobra sentido.
Ya no duelen las madrugadas,
el teléfono vuelve a sonar, 
el horoscopo cobra sentido
y el corazón brinca como loco desposeído.
Las catástrofes naturales
se antojan lejanas en el tiempo,
el mar huele a salado
y siento que el despertador aún no ha sonado.
Avanzas entre la gente
y tu cara se ilumina,
me siento afortunada
con esta vida injusta,
la vida me sonríe a través de tus labios,
cobra sentido la parada del bus
y se alejan de mí los agravios.

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