Esta mañana, al despertar, he creído sentir su cabello entre mis dedos. He sentido su risa lejana como eco que rebota en mi oídos. Esta mañana, al despertar he sentido que ya estabas a mi lado, no sabía como eras , ni donde estabas, pero ya estabas a mi lado.
La ausencia se ha desplegado hasta ocupar el último rincón
de mi habitación, agazapada se ha quedado callada, mientras yo, soñaba con tu
llegada. Te he imaginado, con tu cara, con tu pelo, con tus manos, que pedían
las mías. Te he soñado mucho antes de tenerte, mucho antes de conocerte. Te he
puesto nombre en mis sueños, te he deseado como un niño pequeño anhela un trozo
de helado. Creo que hasta te he saboreado.
Ahora quiero imaginar tu olor, pero es quizás demasiado, no
se puede engañar tanto a nuestros procesos básicos, la cognición no es tan
mentirosa como para poder olerte, aunque por un momento he creido que me
llegaba tu olor, era dulce, era tierno, era…
Ya no sé lo que era, el despertador me ha sacado de mi locura,
me ha despertado a la realidad, la ausencia se levanta rápida y sale corriendo
por esa puerta, quiero gritarle que no se vaya tan rápido, en el fondo no me
molesta, me hace compañía. Pero ya es demasiado tarde, la amiga realidad me ha
venido a visitar, me recuerda que tengo que levantarme y volver a mi vida
normal, esta noche cuando vuelva a mi cama, quizás con suerte, te vuelva a
soñar.
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